viernes, 2 de abril de 2010

No hay más.

Como en un cuento, como si las hadas existiesen, como si los mismos ángeles hubieran dejado en la Tierra a uno de de ellos, como sacado de un libro maravilloso, como algo increíble pero  completamente real, como si nada más tuviera que planearse...así es mi presente.
Ya no más conformismo, ya no más tristeza, ya no más resignación, ya no más dudas, ya no más incomprensión: ahora es todo porque la nada no existe.
Nadie puede entenderlo porque no es de este mundo; esta vida es incapaz de comprenderlo porque no es eterna; la felicidad se convierte en algo diminuto por el simple hecho de ser insuficiente; únicamente la paz nos rodea.
Problemas y más problemas.
Trabajo y más trabajo.
Falta de tiempo y más falta de tiempo.
Responsabilidades y más responsabilidades.
Sueños postergados y más sueños postergados.
Locura temporal y más locura temporal.
Deseos frustrados y más deseos (aparentemente) frustrados...
El tiempo: eterno indicador de que la realidad existe.
Nada importa porque  tenemos todo.
Todo importa por la inexistencia de la nada: cada detalle, cada suspiro, cada respiración, cada segundo, cada ausencia, cada silencio, cada sonido, cada abrazo, cada beso, cada palabra, cada sueño, cada idea, cada no-plan, cada despertar, cada susurro, cada llamada, cada paso, cada noche, cada tarde, cada día, cada caricia, cada luna vista, cada calor sentido, cada gota de lluvia, cada amanecer admirado, cada pisada firme, cada duda, cada acierto, cada visión, cada sensación y cada sentido, cada toque del cielo, cada alimento probado, cada dolor, cada alegría, cada tristeza, cada emoción, cada momento de ansiedad y frustración, cada olor, cada canción...
No hay más. Soy yo y eres tú, eres tú y soy yo.

jueves, 21 de enero de 2010

Sin punto de encuentro

¿Qué diferencia existe entre la ignorancia y el conocimiento cuando de todas maneras te paralizas?
Por ahí dicen que la ignorancia es felicidad y comienzo a creerlo. Es una posición bastante cómoda porque simplemente asumes  que todo está bien...todo normal.
Hoy, una vez más, me encuentro en una calle cuya salida no me decido a elegir y finjo estar en un callejón. La esperanza es mi motor y excusa perfecta aunque ocasionalmente lo niegue.
Tengo miedo...¿a qué? Realmente no lo se! No se si elegir una opción sea malo, no se si me vaya a arrepentir una vez más, no se nada excepto lo que me gustaría...y no sirve de nada saber eso porque es imposible al menos en esta situación.
Ni siquiera estoy confundida. Quisiera que las cosas fueran diferentes...quisiera tantas y tantas cosas...a veces me pregunto si de verdad la realidad es como la veo o acaso exagero. ¿Cómo saber si la otra persona piensa lo mismo pero de ti?
¿Qué podría perder? El estrés es lo único que al parecer estoy ganando. La resignación debe llegar en algún momento, eso lo se.  Más de una esperanza muere día a día. Se ha vuelto un círculo vicioso.
Incomprensión, frustración, apatía...
Nuestros mundos son paralelos y me he cansado de fingir que el punto de encuentro existe cuando lo dudo mucho. Todo indica lo contrario. Nada nuevo ha pasado, nada nuevo existe aunque digamos que sí. La venda con la que nos cegamos es tan gruesa que impide ver aún a nuestro 'yo' interno.
¿Dónde se fueron quedando las ideas? ¿en qué punto murió la empatía?
Hay dos opciones. ¿las hay o únicamente es mi excusa personal para evitar hacer algo?

viernes, 1 de enero de 2010

Nuevas cosas aparecen en mi vida...